miércoles, 27 de enero de 2010

ENIGMÁTICA Y MEDIEVAL


El proyecto de nuestra ruta literaria empezará a desarrollarse en breve, tendremos que disfrutar de la novela, tendremos que investigar sobre la arcana historia medieval y la presencia templaria en la isla de Mallorca, e iniciar la búsqueda de paisajes ocres y azules, orillas de un oleaje que nos arrastra a tiempos pasados, a historias legendarias.

Bien parece ser que la ruta se fundamenta en un triángulo cuyos vértices se encuentran en la ciudad de Palma, Alcudia y Sant Elm. Curiosamente el itinerario comprende la mitad occidental de la isla, coincidiendo con las huellas de los caballeros del Temple. Visitaremos los lugares que ocultaron sus rituales, donde profesaban aquella fe que decían, era la armadura de su alma...

domingo, 24 de enero de 2010

EL TIGRE Y LOS SANTOS

Las mujeres se han quejado tradicionalmente, con razón, del muy diferente rasero con que se han medido su promiscuidad y la de los varones. Si en éstos era un timbre de gloria, en ellas era un baldón. Si a ellos se los admiraba y envidiaba por el número de sus conquistas, ellas se creaban mala fama por el mismo motivo. Hay muchos porqués para que esto haya sido así, pero no vamos a remontarnos a las dudas que los hombres han podido albergar sobre la paternidad de sus vástagos (y que las mujeres nunca han padecido respecto a la maternidad), ni siquiera a los recientes tiempos, bajo el franquismo, en que el adulterio de la esposa era un delito que podía llevarla a la cárcel, mientras que el del marido era una mera costumbre tan graciosa como inevitable. Baste con recordar que, si a los varones se les veía “mérito”, era porque en principio las mujeres se negaban a consentir, y en cambio aquéllos -se juzgaba de manera igualmente simplona- estaban siempre dispuestos a meterse en la cama con cualquiera, aunque fuese un espanto. Las conquistas femeninas, por tanto, no eran tales y carecían de todo valor: así como estaba tirado llevarse a un individuo al huerto, resultaba muy difícil llevarse a una individua al mismo asilvestrado lugar.
Todo esto suena a prehistoria, pero aún no había perdido enteramente su vigencia en mi primera juventud. Fue de hecho mi generación la que empezó a cambiar el punto de vista, con el llamado “amor libre” de los años sesenta y setenta. Es una de las pocas cosas de aquella época que han quedado incorporadas a la sociedad posterior. Al menos en apariencia, y hasta hay mujeres que presumen abiertamente, en público, en televisión, de su catálogo de seducidos, como el Don Giovanni de Da Ponte y Mozart, siempre y cuando se trate de sujetos “famosos”, requisito indispensable para la jactancia de las coleccionistas y para la relativa aceptación de su comportamiento por parte de las masas televidentes. “Ah, si ha sido con Beckham, o con Clooney, o con Springsteen, o incluso con el anciano Clint Eastwood”, parecen decirse los espectadores, “entonces vale”. Los gañanes que sonsacan a estas cazadoras de cabelleras les exigen “pruebas” de que el coito-con-famoso ha tenido lugar, y les piden detalles sobre las casas en que “consumaron” o incluso sobre la anatomía de los coleccionados, y por supuesto sobre sus performances o prestaciones. No se toleran las falsas medallas, lo cual indica que en estos casos sí se ve la conquista llevada a cabo por una mujer como un trofeo (aparte de un posible pasaporte para su efímera fama).
Tras todo este desparpajo, sin embargo, creo que lo que se está produciendo es un retroceso en los asuntos de esta índole y un triunfo del más rancio puritanismo. La mujer que es promiscua con particulares o desconocidos (es decir, la que no contribuye al espectáculo y al entretenimiento) aún es juzgada en estos programas con severidad parecida a la que se gastaba hace un siglo con las “casquivanas”. Y -lo que es peor, y nuevo- empieza a juzgarse con severidad semejante a los varones infieles o meramente mujeriegos, al menos en los Estados Unidos, y nada de lo que allí sucede debe minimizarse, porque suele acabar llegando también a Europa y sobre todo a España, el país más papanatas y mimético con cuanto proviene del Imperio y no digamos de Nueva York, ciudad admirable que demasiados escritores españoles nos están incitando a detestar, con su permanente baba exageradamente caída. Es bien sabido que en ese país un político no tiene futuro si es pillado en una infidelidad sexual, presente o remota. Algo absurdo que en nuestro continente no entendemos, pero que por lo menos obedece a un razonamiento, por ramplón y traído por los pelos que sea: “Si este tipo es capaz de engañar a su mujer, sin duda nos engañará también a nosotros”, piensan los elementales votantes. Lo que ya no se concibe es que un deportista como Tiger Woods, un personaje sin responsabilidades públicas que tan sólo se dedica a darle mejor que nadie a una bola con un palo de golf, que no está en situación de defraudar a la ciudadanía porque ningún poder tiene sobre ella, caiga en absoluta desgracia por descubrirse que, lejos del marido ejemplar que aparentaba ser, era un empedernido picaflor. Las empresas que utilizaban su imagen como reclamo publicitario han empezado a rescindirle contratos, el pobre hombre se ha visto obligado a anunciar que deja el golf durante tiempo indefinido, como si darle con pericia a la bola dependiera de su fidelidad o algo así, y, estando yo en la babeada Nueva York cuando estalló el “escándalo”, me quedé estupefacto al ver que todas las cadenas, incluidas las de noticias, hablaban obsesivamente de él para condenar sin pausa su “hipocresía” y su “inmoralidad”. Me llamó la atención el conservadurismo exacerbado del célebre showman Jay Leno, cuyos chistes al respecto los podría haber firmado San Escrivá de Balaguer, fundador del Opus Dei (si hubiera hecho chistes alguna vez). Quizá no esté ocurriendo lo que creíamos muchos, a saber, que mujeres y hombres se hayan igualado en este campo porque a las mujeres promiscuas o infieles ya no se las juzgue mal. Sino que la igualación consista en que también a los varones ligeros de cascos se los denueste y execre y se los envíe al ostracismo. Si esto no es un triunfo de la pacatería, que venga el susodicho santo y lo diga, aunque en vida no tuviera nunca nada interesante que decir.

JAVIER MARÍAS
El País Semanal, 17 de enero de 2010

ÉTICA DE LOS TOROS

JAVIER CERCAS (EL PAÍS 24/01/2010)

Las líneas que siguen sólo aspiran a ser una contribución a la campaña en contra de que se supriman en Cataluña las corridas de toros, amenazadas de muerte desde que el 18 de diciembre pasado el Parlament admitió a trámite una iniciativa que propone terminar con ellas. Antes que nada advertiré que no soy aficionado a los toros y que lo único que sé de la fiesta se lo debo a mi padre, veterinario y taurino; a los tres o cuatro libros que he leído sobre el tema y a las tres corridas que he presenciado en directo. También diré que no entiendo que la línea principal de defensa de los taurinos ante la amenaza a la fiesta haya sido la apelación a la libertad y que tantos de ellos hayan proclamado: "Yo no soy partidario de prohibir nada"; vaya, pues yo sí: desde el asesinato hasta el fraude fiscal, se me ocurren muchísimas cosas que prohibir, porque la civilización consiste antes en prohibir que en tolerar, y no creo que la existencia de las corridas tenga mucho que ver con la libertad. Última advertencia: en los días previos a la admisión a trámite de la moción antitaurina me sorprendió la escasa beligerancia de los aficionados en favor de los toros. Hay quien ha explicado esa mansedumbre por el miedo que tendríamos los catalanes a enfrentarnos al nacionalismo catalán, una parte del cual ha hecho bandera de la abolición de los toros en su afán por extirpar de Cataluña cualquier rastro de cultura española; el argumento es endeble: la verdad es que el nacionalismo catalán da tanto miedo como la bruja del tren de la bruja; también es contradictorio, sobre todo cuando quienes lo esgrimen recuerdan con razón la catalanidad de la fiesta, una catalanidad que, aunque la nieguen los ignorantes, fue respaldada en el Parlament por todos los partidos, incluidos los nacionalistas. En un artículo imprescindible (La última corrida, El país, 2-5-2004), Vargas Llosa propone una razón más convincente para la habitual pasividad de los taurinos ante las amenazas a la lidia: una mala conciencia que se explica porque "nadie que no sea un obtuso o un fanático puede negar que la fiesta de los toros" es un espectáculo "impregnado de violencia y crueldad".
Este hecho notorio me parece un prólogo obligado a la defensa de la corrida. A mi juicio, hay al menos dos tipos de razones que explican su crisis y amenazan su perduración: razones éticas y razones estéticas; hay quien aduce también razones ecológicas, pero estas carecen de fundamento: como se sabe, sin las corridas el toro de lidia desaparecería. Aunque no suelen discutirse, las razones estéticas no me parecen banales. Yo no sé si el toreo es un arte, pero basta ver a José Tomás, solo e inmóvil en el centro del ruedo mientras lleva y trae a su antojo a un animal salvaje de 500 kilos con la única ayuda de su capa, para comprender que si no es un arte, se parece tanto al arte que es muy difícil distinguirlo de él; también para admitir que quizá es un arte demasiado serio para nuestro tiempo: nos guste o no, nuestro tiempo propende al arte intrascendente, al arte como diversión y entretenimiento, a un arte lúdico que desprecia o no entiende un arte que también es un juego, pero un juego en el que uno se lo juega todo, porque en él están en juego la vida y la muerte.
Las razones de orden ético son más evidentes. Vargas Llosa apela para discutirlas a Elizabeth Costello, una novela de J. M. Coetzee que es la más lúcida, radical y conmovedora defensa de los derechos de los animales que conozco: baste decir que para la protagonista -deliberado portavoz del autor- cualquier muerte de un animal es un crimen, y que los mataderos donde sacrificamos a diario miles de animales son equivalentes a los hornos crematorios nazis; la admirable intransigencia de Costello le permite a Vargas Llosa concluir que "si se trata de poner punto final a la violencia que los seres humanos infligen al mundo animal (...), habrá que hacerlo de manera definitiva e integral", no suprimiendo farisaicamente el sacrificio público de los toros y permitiendo que perduren las infinitas y secretas formas de tortura y muerte que padecen los animales. Tiene razón; pero hay más. Porque Vargas Llosa no cita u olvida que la mismísima Costello hace una suerte de defensa de la corrida; traduzco: "Matemos a la bestia a toda costa, dicen; pero hagamos de ello una contienda, un ritual, y honremos a nuestro antagonista por su fuerza y bravura. Comámonoslo también, tras haberlo vencido, para que su fuerza y su coraje nos penetren. Mirémosle a los ojos antes de matarlo, y démosle luego las gracias. Cantemos canciones sobre él. (...) A esto podemos llamarlo primitivismo. Es fácil criticar esta actitud, burlarse de ella. (...) Pero, hechas las sumas y las restas, desde el punto de vista ético hay en ella algo atractivo". ¿Qué es ese algo? La propia Costello lo insinúa: matamos al toro como a miles de animales, pero al menos al toro no lo matamos de forma abyecta después de haberle obligado a llevar una vida abyecta, sino que lo honramos antes de matarlo y después de haberle permitido vivir gozosamente y morir noblemente, peleando. A mí me gustaría que antes de votar el fin o la continuidad de los toros los parlamentarios catalanes recordasen las razones de Elizabeth Costello.

ODA A UNA ESTRELLA




Asomado a la noche
en la terraza
de un rascacielos altísimo y amargo
pude tocar la bóveda nocturna
y en un acto de amor extraordinario
me apoderé de una celeste estrella.
Negra estaba la noche
y yo me deslizaba
por la calle
con la estrella robada en el bolsillo.
De cristal tembloroso
parecía
y era
de pronto
como si Ilevara
un paquete de hielo
o una espada de arcángel en el cinto.
La guardé
temeroso
debajo de la cama
para que no la descubriera nadie,
pero su luz
atravesó
primero
la lana del colchón,
luego
las tejas,
el techo de mi casa.
Incómodos
se hicieron
para mí
los más privados menesteres.
Siempre con esa luz
de astral acetileno
que palpitaba como si quisiera
regresar a la noche,
yo no podía
preocuparme de todos
mis deberes
y así fue que olvidé pagar mis cuentas
y me quedé sin pan ni provisiones.
Mientras tanto, en la calle,
se amotinaban
transeúntes, mundanos
vendedores
atraídos sin duda
por el fulgor insólito
que veían salir de mi ventana.
Entonces
recogí
otra vez mi estrella,
con cuidado
la envolví en mi pañuelo
y enmascarado entre la muchedumbre
pude pasar sin ser reconocido.
Me dirigí al oeste,
al río Verde,
que allí bajo los sauces
es sereno.
Tomé la estrella de la noche fría
y suavemente
la eché sobre las aguas.
Y no me sorprendió
que se alejara
como un pez insoluble
moviendo
en la noche del río
su cuerpo de diamante.

(Pablo Neruda)


jueves, 21 de enero de 2010

YA TENEMOS RUTA


Ayer la página de la Consejería nos dio la noticia. Nos han adjudicado la ruta balear,: «El arquitecto y el templario. Dos historias paralelas en la Mallorca medieval y en la contemporánea». Con el siguiente itinerario previsto: Museo de Mallorca y Castillo de Bellver. Plaza Porta del Camp, Temple, C. Del Sol y Catedral. Iglesia y museo de Porciúncula. Alcudia: Pollentia, Teatro romano, Cueva S. Martí, Torre de los templarios, Formentor. Sant Elm: parque natural Sa Dragonera, Creu Montcades, La Real. Ses Païsses, Coves Artá, Castillo Capdepera. Palma de Mallorca: Capocorp, Cala Pi, Cura. Y nos alojaremos en un albergue en la mismísima Playa de Palma.

miércoles, 20 de enero de 2010

¿NOS VAMOS DE RUTA LITERARIA?




Bueno, parece que según este anexo el centro ESTÁ SELECCIONADO PARA LA CONCESIÓN DE LA AYUDA DEL PROGRAMA DE COOPERACIÓN TERRITORIAL "RUTAS LITERARIAS" de este curso 2009/2010. Dentro de unos días esperamos recibir el fax que nos indique cúal de las tres rutas que elegimos será realizada. Además sabremos qué centro, procedente de cualquier punto de España, nos acompañará en este viaje. Esperaremos para celebrarlo ya que aún no es oficial, pero es que tenemos muchas ganas de decirlo: ENHORABUENA...
Espero que lo disfrutemos.

lunes, 18 de enero de 2010

NADA NUEVO BAJO EL SOL


 “Cuando los padres se acostumbran a dejar hacer a sus hijos; cuando los hijos ya no toman en cuenta lo que aquéllos dicen; cuando los maestros tiemblan ante sus alumnos y prefieren adularlos; cuando, finalmente, los jóvenes desprecian las leyes, porque ya no admiten por encima de ellos la autoridad de nada ni de nadie, es el principio de la tiranía y el fin de la pedagogía”


Esta cita recordada por José Carlos García Fajardo, profesor emérito de la Universidad Complutense de Madrid, asombra por su actualidad y su certera visión de la relación de todos los miembros de la comunidad educativa. Pero lo que realmente hace de este texto un espejo de nuestra sociedad y una inquietante profecía es su autoría. Este texto, que nos hace más conscientes aún del contexto educativo y de la trascendencia de toda labor educativa, es una traducción del griego clásico y sus palabras eran esgrimidas por aquel inmortalizado Socrates en los diálogos platónicos.


http://ccs.org.es/2010/01/08/implicacion-de-los-jovenes-en-la-accion-social/